ROCÍO Y ESCARCHA
En noches de cielo
despejado, viento flojo o encalmado, y aire algo húmedo, la tierra se enfría
por irradiación, y el aire que descansa sobre el suelo se enfría también.
Entonces, el vapor de agua contenido en ese aire claro, situado junto a la superficie,
se enfría y da lugar a la condensación del vapor en gotitas de agua que
aparecen sobre las hojas, césped, paja, etc. Tenemos así el rocío.
La temperatura a la
que el vapor (gas) pasa a liquido (gotitas de agua) se denomina «temperatura
del punto de rocío». Las gotitas de rocío tienen tamaño uniforme y diámetro
inferior a un milímetro.
Puede ocurrir que el
aire, en una noche serena y encalmada, se enfríe notablemente y alcance
temperaturas bajo cero; entonces el vapor de agua pasa directamente a
cristalitos de hielo y tenemos el fenómeno denominado escarcha. El
césped, la paja, los lomos de los surcos, los caballetes de los tejados, etc., aparecen
cubiertos de blanco a primeras horas de la mañana; parece como si hubiese
nevado, pero nadie lo confunde, pues el cielo estuvo despejado durante toda la
noche. Los agricultores llaman en ocasiones a estas escarchas «heladas
blancas».
Hay todavía un tercer
proceso, y es que primero se formen gotitas de rocío (temperaturas superiores a
los 0°) y que después estas gotitas se hielen (temperaturas por debajo de 0°);
es el llamado «rocío blanco». Aquí el vapor (gas) pasa a líquido (gotitas) que
después se congelan (hielo). Es un proceso semejante al que provoca la
formación del granizo, sólo que este último tiene lugar dentro de las potentes
nubes de desarrollo vertical.
Cuando se forma rocío,
el aire -aunque frio- está por encima de los 0° (por ejemplo, 3° a 5° C.); para
que se forme escarcha el aire deberá estar por debajo de 0° (de -2° a
-4° C.).
EI rocío suele
observarse en épocas de equinoccio –primavera y otoño- mientras que la escarcha
es un meteoro típico de primavera e invierno. Rocío y escarcha suelen
presentarse en terrenos bajos y Ilanos, donde suele haber más humedad.
En primavera, tras
una fuerte escarcha o rocío, a la salida del sol -como el aire está muy
transparente- las condensaciones se evaporan muy rápidamente, robando el calor
de evaporación de los brotes, hojas y flores y provocando una brusca caída de
la temperatura que afecta a estos tiernos órganos vegetales. Son las llamadas
heladas de evaporación, tan temidas por los agricultores en umbrales de
primavera. Así sentencia el refrán: «La flor de febrero no va al frutero».
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