Cambio de hora primavera 2016
Hace unos días dábamos la
bienvenida a una nueva estación y ahora, como cada último fin de semana de
marzo, a un nuevo horario, con el
cambio de hora: a las 2.00 horas de la madrugada del sábado
26 al domingo 27 de marzo, los
relojes se adelantarán una hora, un
cambio horario que nos permite disfrutar de una hora más de luz
diurna y que se mantendrá hasta el último fin de semana de octubre, con el que
nos despediremos del verano para recibir un nuevo otoño-invierno.
El principal objetivo de
esta acción es el ahorro energético. De esta manera, se intenta aprovechar
mejor la energía diurna. No obstante, hay algunas fuentes que no están muy de
acuerdo con este cambio y ponen en duda su efectividad, mientras destacan los
problemas que pueden causar en las personas y los animales. El cambio se empezó
a generalizar en 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y
algunos países decidieron adelantar sus relojes para aprovechar mejor la luz
del sol y ahorrar así electricidad.
Si no realizáramos este
cambio de hora y mantuviéramos el horario invernal eternamente, durante los
meses de las estaciones de primavera y verano amanecería alrededor de las 5 de
la mañana, una hora que no coincide con el horario laboral habitual. De esta
forma, conseguimos que amanezca más tarde -a una hora razonable- y que las
tardes se alarguen para un mayor aprovechamiento de la luz solar.
Buen tiempo y luz vespertina
son dos factores que inciden con fuerza en nuestro estado de salud y de ánimo.
El aprovechamiento solar con el cambio
de hora nos permite realizar un mayor número de actividades de ocio al aire
libre. Además, la luz solar dispara la síntesis de vitamina D, tan necesaria
para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Si nos falta la luz del
sol, la vitamina D no podrá ser aprovechada con las consecuencias que esto
acarreará a nuestra salud.
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