LLUVIAS DE BARRO
O “LLUVIAS DE SANGRE”
La Agencia Estatal de
Meteorología (AEMET) ha anunciado que en zonas de la mitad sur peninsular las
precipitaciones podrían ir acompañadas de barro, lo que se conoce como lluvias
de sangre.
Este fenómeno meteorológico
se debe a la mezcla del agua con el polvo en suspensión llegado de África.
El hecho de que a este
fenómeno se le conozca como lluvia de sangre o de barro hace referencia a la
presencia de otro factor más en la atmósfera (no siempre visible): el polvo en
suspensión o polvo del desierto. No debemos olvidar que tenemos el Sáhara muy
cerca de la Península y la mayor parte de las masas de aire cálido que disparan
las temperaturas en verano proceden de esa latitud. Los vientos que las impulsan
nos visitan acompañados de polvo del desierto. Este es un fenómeno bastante
frecuente en las Islas Canarias con las famosas calimas que generan un ambiente
bochornoso y asfixiante, además de escasa visibilidad. Por
lo tanto, cuando descargan las tormentas, como las que tienen lugar estos
primeros días del verano, la lluvia cae acompañada de barro. Se puede apreciar
en las aceras de las calles, en las carrocerías de los vehículos y en las hojas
de los árboles. Todo se cubre de una fina capa de barro que no es más que el
polvo sahariano.
En ocasiones, se utiliza el
término de lluvia de sangre por el tono rojizo tan característico de la arena
del desierto y por la capa de polvo que deja cuando cesa la tormenta. A veces,
la lluvia no es muy intensa, como sucedió la noche del lunes pasado, pero
se aprecia más el barro que la escasa precipitación.
España no es el único país
donde se observa este fenómeno, las masas de aire cálido del Sáhara ascienden a
latitudes más septentrionales durante el verano y son capaces de regar con
lluvias de sangre buena parte de Francia y Reino Unido tras un viaje de más de
3.000 kilómetros.
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