EL
TARÓ: La niebla del mar.
El taró, nombre de origen fenicio, es un
tipo de niebla o bruma de apreciable densidad y muy persistente, que se observa
localmente desde Málaga a Ceuta. Es típica del mes de agosto y, a diferencia de
la niebla costera en otras latitudes, no levanta a medio día.
Esta bruma tan
espesa, es una niebla de advección (penetración
de una masa de aire frío o cálido en un territorio). Se forma cuando sube
una masa de aire cálido procedente del norte de África y entra en contacto con
el mar de Alborán. El mar está a una temperatura inferior a los 25 grados, por
lo que, la parte baja de ese viento cálido entra en contacto con un aire más
frío, que se condensa y forma esa niebla espesa.
En la zona del
Estrecho de Gibraltar, estas nieblas muy persistentes y espesas que reducen
casi a cero la visibilidad, se conocen como taró o tarol. Es una
niebla que nace en el mar con la calma de levante, y va invadiendo la costa en
un abrir y cerrar de ojos, para posarse en tierra y levantarse como por
encanto. Se forma principalmente durante el verano y a principios del otoño y es
provocada por la entrada de vientos secos del sur, que evaporan muy eficazmente
el agua de la superficie marina (agua fría de procedencia atlántica). Se
presenta en los días de más calor y casi siempre con viento de levante. La nula
visibilidad que provoca esta niebla, obliga a los barcos a utilizar sus sirenas,
que se convierten así en el aviso de que hay taró.
El taró es un fenómeno interesante desde
el punto de vista meteorológico, porque refresca el ambiente produciendo un
notable descenso de temperatura — de hasta 4° y 5°C — y porque contribuye a sostener
la vegetación autóctona de las zonas donde se da.
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