martes, 2 de febrero de 2016

DIFERENCIA ENTRE ROCÍO Y ESCARCHA


ROCÍO Y ESCARCHA

En noches de cielo despejado, viento flojo o encalmado, y aire algo húmedo, la tierra se enfría por irradiación, y el aire que descansa sobre el suelo se enfría también. Entonces, el vapor de agua contenido en ese aire claro, situado junto a la superficie, se enfría y da lugar a la condensación del vapor en gotitas de agua que aparecen sobre las hojas, césped, paja, etc. Tenemos así el rocío.
La temperatura a la que el vapor (gas) pasa a liquido (gotitas de agua) se denomina «temperatura del punto de rocío». Las gotitas de rocío tienen tamaño uniforme y diámetro inferior a un milímetro. 

Puede ocurrir que el aire, en una noche serena y encalmada, se enfríe notablemente y alcance temperaturas bajo cero; entonces el vapor de agua pasa directamente a cristalitos de hielo y tenemos el fenómeno denominado escarcha. El césped, la paja, los lomos de los surcos, los caballetes de los tejados, etc., aparecen cubiertos de blanco a primeras horas de la mañana; parece como si hubiese nevado, pero nadie lo confunde, pues el cielo estuvo despejado durante toda la noche. Los agricultores llaman en ocasiones a estas escarchas «heladas blancas». 

Hay todavía un tercer proceso, y es que primero se formen gotitas de rocío (temperaturas superiores a los 0°) y que después estas gotitas se hielen (temperaturas por debajo de 0°); es el llamado «rocío blanco». Aquí el vapor (gas) pasa a líquido (gotitas) que después se congelan (hielo). Es un proceso semejante al que provoca la formación del granizo, sólo que este último tiene lugar dentro de las potentes nubes de desarrollo vertical. 

Cuando se forma rocío, el aire -aunque frio- está por encima de los 0° (por ejemplo, 3° a 5° C.); para que se forme escarcha el aire deberá estar por debajo de 0° (de -2° a -4° C.).
EI rocío suele observarse en épocas de equinoccio –primavera y otoño- mientras que la escarcha es un meteoro típico de primavera e invierno. Rocío y escarcha suelen presentarse en terrenos bajos y Ilanos, donde suele haber más humedad. 

En primavera, tras una fuerte escarcha o rocío, a la salida del sol -como el aire está muy transparente- las condensaciones se evaporan muy rápidamente, robando el calor de evaporación de los brotes, hojas y flores y provocando una brusca caída de la temperatura que afecta a estos tiernos órganos vegetales. Son las llamadas heladas de evaporación, tan temidas por los agricultores en umbrales de primavera. Así sentencia el refrán: «La flor de febrero no va al frutero».

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